jueves, 31 de mayo de 2012

Raúl Contreras



Raúl Contreras
Nació en la ciudad de Cojutepeque, departamento de Cuscatlán, el 24 de junio de 1896.
 Fue segundo secretario de la Legación de El Salvador en España (noviembre de 1925) y enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en París y Madrid. Junto con su consorte llegaron a El Salvador en diciembre de 1928. En octubre de 1943 fue nombrado por el gobierno salvadoreño como ministro plenipotenciario y enviado extraordinario ante Su Majestad Jorge VI, rey del Reino Unido, cargo que también desempeñaría ante la Santa Sede vaticana. con el seudónimo de "Lydia Nogales" escribió poemas sueltos en 1947, en la página La patria de las artes, que se publicaba en el diario capitalino La tribuna.

Miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua. Fue jefe de la Dirección General de Bellas Artes (desde enero de 1951 hasta el 16 de diciembre de 1954) y presidente de la Junta Nacional de Turismo, institución que, durante el gobierno del teniente coronel Óscar Osorio, creó una serie de parques y turicentros para el entretenimiento popular.

Fue designado por la Asamblea Legislativa como "Ciudadano meritísimo" mediante decreto emitido el 23 de octubre de 1973. Al mes siguiente, el gobierno salvadoreño reconoció su vida y obra de proyección cultural al conferirle la Gran Cruz de Plata de la Orden Nacional "José Matías Delgado".

Entre sus libros publicados se cuentan Armonías íntimas(poesía, Barcelona, Maucci, 1919. Uno de estos poemas fue plagiado por un autor mexicano); Poesías escogidas(Barcelona, Maucci, ¿1921?, 254 págs.); La princesa está triste... (glosa escénica en tres actos, Madrid, Reus, 1925, 166 págs., con prólogo de Julio Cejador); Presencia de humo (25 sonetos, San Salvador, 1959; con prólogo del intelectual y diplomático chileno Juan Guzmán Cruchaga); En la otra orilla (poesía, San Salvador, 1974, con prólogo de David Escobar Galindo); Versos del ayer y Obra poética, compilada por Escobar Galindo con ocasión de su primer centenario natal (San Salvador, Dirección de Publicaciones e Impresos-CONCULTURA, 1996).

Aún están inéditas las piezas teatrales Cagliostro, El antojo de doña Mencía, Un rostro en la ventana y Los sesos de oro -obra que se encuentra perdida en la actualidad-.


 Selección de poemas

Poema Angel En Mí


Te estoy hablando bajo, muy bajito,
Sin voz, como se le habla a los querubes.
Pero sé que me entiendes y que subes
Del fondo de mi sangre hasta mi grito.
¿Grito? ¿Por qué? Si mi dolor contrito
Se percibe sonriendo entre las nubes.
¡Si estoy aguardando a que te incubes
En la sed de mi hondón, ángel proscrito!
Ángel en mí, lejos de mí. Tan leve
Que ni a nombrarte la ilusión se atreve,
Y, sin embargo, la ilusión te nombra…
Ángel en mí, lejos de mí… Que existe
Sin existir. Porque mi carne triste
Bebió tu luz para alumbrar su sombra.



Poema Divino Amor (i)



Si el Amor está en mí, ¿por qué la ausencia
  Ronda mi
 corazón y lo alucina?
Y si lejos está, ¿por qué se obstina
En cegarme de luz con su presencia?
Igual que el vaso que perdió la esencia
Una angustia de sed me desatina.
¿Cómo beber la sangre de la espina
Y mi barro colmar de transparencia?
Amor, que me persigues y me huyes,
Buscándote y buscándome: ¿no intuyes
La senda clara y el seguro abrigo?
Tras del párpado leve que te esconde,
Sé que es tu voz la que a mi voz responde
Y que, no estando en mí, tú estás conmigo.



Poema El Viaje Inútil


Todo era azul en la primer salida
Azul la embarcación, azul el puerto.
  El
 corazón, hacia la luz abierto,
Soñaba con la tierra prometida.
Y en el retorno, con pavor de huida,
Anclo en mi propia soledad y advierto
Que, tras de mí, se iluminó el desierto
Y que en la luz se me quemó la vida.
Aquel azul… ¿era un azul de aurora?
Bajo la niebla, el corazón ahora
No atisba las señales para el viaje
sin término, sin rumbo, sin destino.
¡Aquel azul me alucinó el camino…
y fui… y estuve… pero nada traje.

sábado, 26 de mayo de 2012

Roberto Armijo



Roberto Armijo

(Chalatenango (El Salvador), 13 de diciembre de 1937-París, Francia 23 de marzo de 1997) fue un poeta salvadoreño. Armijo es la voz lírica de su generación, bautizada como «Generación Comprometida» por Ítalo López Vallecillos.
A los diez años, se trasladó a la capital para proseguir sus estudios. Siendo un joven, se vinculó a los intelectuales del Círculo Literario Universitario (Roque Dalton, Manlio Argueta, Tirso Canales, José Roberto Cea, entre otros).
Como muchos de sus colegas de generación, Armijo fue exilado reiteradas veces por los gobiernos militares. En 1972, se encontraba en París disfrutando de una beca otorgada por la Universidad de El Salvador, entidad en la que se encontraba trabajando, cuando fue el golpe militar de ese año. No pudo regresar a su país, sino hasta veinte años después, cuando el FMLN y el gobierno de Alfredo Cristiani firmaron los acuerdos de paz. Durante esas dos décadas, Armijo se vinculó al mundo académico francés, gracias a su amigo, el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias. En Francia desplegó una importante actividad intelectual y política, sobre todo en la década de los 80, cuando fungió como representante del FMLN en Francia.
Falleció el 23 de marzo de 1997, como resultado de un cáncer. Su obra incluye poesía (El libro de los sonetos, Cuando se enciendan las lámparas, La noche ciega al corazón que canta), teatro (Jugando a la gallina ciega) y novela (El asma de Leviatán), aunque el género por el que fue más reconocido es el ensayo (Rubén Darío y su intuición de mundo, Francisco Gavidia y la odisea de su genio, T. S. Eliot, el poeta más solitario del mundo).
Publicó desde 1956; su obra está marcada por un lirismo íntimo; en otras disciplinas del pensamiento sí se complica con la inmediata realidad. Ahí están sus ensayos literarios como uno realizado sobre Rubén Darío y otro que realizó junto a Napoleón Rodríguez Ruiz sobre Francisco Gavidia. También escribió teatro. Apareció en "De Aquí en Adelante" (muestra poética de cinco poetas salvadoreños). Fue profesor de la Universidad de París en literatura latinoamericana.
Algunas de sus obras son:
La Noche ciega al corazón que canta, (poesía) 1959.
Seis elegías y un poema, (poesía) 1965.
Jugando a la Gallina Ciega, (teatro) 1970.
Trilogía de Teatro de Roberto Armijo, (teatro) 1990.
El Asma de Leviathán (narrativa).
Los Parajes de la Luna y la Sangre (poesía) 1996.
Cuando se Encienda las Lámparas, (poesías) en prensa 1996.
Murió en 1997, en París, víctima de cáncer.

XXXIV
      ¿ De qué me sirvieron los viajes
      y conocer a Teócrito Mao y Valery?
      ¿De qué me sirvió haber vivido
      visitando el Louvre el Prado el Ermitage?
      ¿D qué me sirvió enamorarme de la Monalisa?
      ¡Cómo perdí mi tiempo
      en Florencia frente al Teseo!
      La distancia me enclaustró
      Suplicio chino
      A gatas cargo mi piedra
      Cuando quiero el Océano pacífico
      Me baño solo en mi apartamento
      Cuando dibujo el mapa de El Salvador
      Furioso cuento las cruces que hace el ejército

XI

      Apareció la luna en los parajes sangrientos de septiembre
      Hablé en voz alta
      Esperando que me viera
      Cuando apareció colgada
      Como lámpara en la espesura de los abetos
      Con paciencia busqué la luz de la Cruz del Sur
      Si hubiese nacido bajo el signo de estrellas favorables
      No iría esta noche de otoño
      En el tren Madrid-París

XXXI

      Cuando el viento azota las piedras
     
      Y la tormenta zumba en los techos muros
                          Troncos y ramajes
      Con su hocico de sangre
      Con sus colmillos que muerden los lirios
      La noche suelta cuervos perros disparos y puñales
      Madre llora sentada en una piedra
      Príamo en el polvo me dice adiós
     
VIII

      Los libros ayudan a Jugar a la Gallina Ciega
      A ocultar el cuero de mono que somos frente al espejo
      Ayudan a soportar la carga del tiempo
      A mirar con calma
      Las pequeñas y grandes miserias
      Ayudan a soñar
      A oír cómo la creación entera conmueve a la cigarra
      A comprender a la hormiga Al viento
      A sentirnos fruta Estrella
      Ayudan a vivir A conocernos
     

viernes, 25 de mayo de 2012

Poemas que cuelgan del muro


En este estado sobrenatural  
de morir y seguir viviendo 
el tiempo transcurre lento, taciturno
y las cosas se ven con más calma...







Antes del Olvido el silencio,
antes del silencio la oscuridad
y antes de eso nada...
solo tu vientre.




La ceguera selectiva
no me permite alejarme 
del ruido sordo de tu beso...



Un Encuentro Casual



Un encuentro casual

El espera, bajo la sombra de un centro comercial, con sus pantalones casuales, su camisa manga larga color pastel con la mirada detenida esperando el momento de su llegada buscando la palabra exacta, la sonrisa no le cabe en el rostro la felicidad desborda por sus poros con solo pensar que la verá.

Ella camina delicadamente por la calle con su falda pegada a la piel, el escote de su blusa deja ver la perfección de sus pechos, ella sonríe con toda propiedad, en sus ojos un brillo especial ilumina la sonrisa, sabe que va unos minutos tarde pero ella quiere darse un chance para llegar elegantemente retrasada.

Él a la distancia ve una silueta femenina que se acerca, caminando delicadamente parece que se desliza por en medio de la multitud, él sabe que es quien espera. Ella lo observa y comienza a caminar mas despacio, de pronto parece que se detiene el tiempo las miradas se cruzan, un beso en la mejía y un abrazo son el saludo inicial. Ella sonríe y pregunta ¿Qué hacemos?  El se retrae y piensa un instante antes de responder: “lo que tú quieras”.

Ella sonríe y por un instante se ve un signo de interrogación en su mirada, antes de decirle:”caminemos hasta donde nos lleven los pasos”, el se acerca al oído y  le susurra una propuesta, ella solo sonríe y con la cabeza hace un gesto de aprobación.

Caminan un poco más hasta que él se detiene, levanta la mano y llama un Taxi, el abre la puerta trasera para que ella suba, el se sienta al lado del conductor con discreción le dice:”al Castillo por favor”, ella se sonroja, los semáforos se acercan en verde y casualmente uno que otro en rojo, en la radio suena la sonora, el chofer comienza conversación diciendo que bien juega la selecta últimamente, él solo mueve los hombros mientras dice: aun nos falta mucho para poder ser competitivos, la charla parece no interesarle, sin sentirlo ya están en el lugar, cuando se da cuenta  están dentro de la habitación, ella parece un poco nerviosa, el se acerca le da un beso cuando de pronto tocan la puerta y ponen una factura, el saca el dinero lo coloca en la ranura de la puerta junto a la factura, ella sigue un poco nerviosa tensa él se acerca comienza a besarla ella poco a poco va perdiendo el temor y se pierde entre sus brazos.
Lentamente comienzan a desnudarse hasta el punto de ella quedar solo en blúmer él ya esta completamente desnudo, comienza a besarle el cuello, lento pero apasionado baja hasta sus pechos, ella solo sonríe y disfruta, poco a poco el continúa más al sur hasta terminar de quitarle la última prenda a ella, de pronto ella siente un gran placer mientras su sexo se derrite en la boca de él y sus manos acarician los pechos de ella, con voz temerosa ella le pide que la penetre, él toma impulso comienzan con la posición misionera, el continua abrazándola, ella por su parte trata de acariciarlo pero esta  inmersa en la sensación de placer , él propone hacer otra posición ella feliz acepta el se coloca a la orilla de la cama ella se sienta comienza a abrazarlo a acariciarle el pecho con delicadeza y sensualidad ella le muerde la oreja y le dice que cambien que ella leyó sobre una mejor posición que se llama “la levitación de Buda” el sorprendido escucha las indicaciones y acepta, continúan acariciándose ella ya casi llega al orgasmo el trata con locura de complacerla, ella en un suspiro profundo se detiene mientras el siente que la vida se le escapa en la mirada.
Luego de esos largos minutos de placer ambos se tiran sobre la cama, ninguno es capaz de mencionar palabra están exhaustos, solo sus manos se entrelazan.
De pronto despiertan parece que se durmieron unos cuantos minutos intercambian un par de besos, comienzan a ponerse la ropa él llama un taxi, ambos tienen una cara de placer incontenible, el viaje parece corto sin darse cuenta es tan de nuevo en el centro comercial en el cual horas antes se habían encontrado, él le da un beso y dice: Te amo, Ella se sonroja y responde Tequilero, un beso en la mejía y un abrazo son el símbolo de la despedida, él se queda parado viendo como la silueta de su amada se pierde en medio de la multitud, él comienza a soñar con el próximo encuentro casual.

Crosby Lemus

César Vallejo


César Abraham Vallejo Mendoza 
(Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892 - París, 15 de abril de 1938), poeta y escritor1 peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta universal después de Dante". Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), que reúne poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo2 complementado con trabajos de traducción y docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que serían publicados póstumamente. Publicó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su más famoso cuento, "Paco Yunque", que fue publicado años después de su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos poemarios es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humanos. Para muchos críticos, los “poemas humanos” constituyen lo mejor de su producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo de “poeta universal”.



Los Heraldos Negros
(1918)


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!


PLAFONES AGILES
DESHOJACIÓN SAGRADA

Luna! Corona de una testa inmensa,
que te vas deshojando en sombras gualdas!
Roja corona de un Jesús que piensa
trágicamente dulce de esmeraldas!

Luna! Alocado corazón celeste
¿por qué bogas así, dentro de copa
llena de vino azul, hacia el oeste,
cual derrotada y dolorida popa?

Luna! Y a fuerza de volar en vano,
te holocaustas en ópalos dispersos:
tú eres talvez mi corazón gitano
que vaga en el azul llorando versos!...


COMUNIÓN

Linda Regia! Tus venas son fermentos
de mi noser antiguo y del champaña
negro de mi vivir!

Tu cabello es la ignota raicilla
 del árbol de mi vid.
Tu cabello es la hilacha de una mitra
de ensueño que perdí!

Tu cuerpo es la espumante escaramuza
de un rosado Jordán;
 y ondea, como un lago beatífico
que humillara a la víbora del mal!

Tus brazos dan la sed de lo infinito,
con sus castas hespérides de luz,
cual dos blancos caminos redentores,
 dos arranques murientes de una cruz.
Y están plasmados en la sangre invicta
de mi imposible azul!

Tus pies son dos heráldicas alondras
que eternamente llegan de mi ayer!
 Linda Regia! Tus pies son las dos lágrimas
que al bajar del Espíritu ahogué,
un Domingo de Ramos que entré al Mundo,
ya lejos para siempre de Belén!


NERVAZÓN DE ANGUSTIA

Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla;
desclava mi tensión nerviosa y mi dolor....
Desclava, amada eterna, mi largo afán y los
dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor!

Regreso del desierto donde he caído mucho;
retira la cicuta y obséquiame tus vinos:
espanta con un llanto de amor a mis sicarios,
cuyos gestos son férreas cegueras de Longinos!

Desclávame mis clavos ¡oh nueva madre mía!
¡Sinfonía de olivios, escancia tu llorar!
Y has de esperar, sentada junto a mi carne muerta,
cuál cede la amenaza, y la alondra se va!

Pasas... vuelves... Tus lutos trenzan mi gran cilicio
con gotas de curare, filos de humanidad,
la dignidad roquera que hay en tu castidad,
y el judithesco azogue de tu miel interior.

Son las ocho de una mañana en crema brujo....
Hay frío....Un perro pasa royendo el hueso de otro
perro que fue....Y empieza a llorar en mis nervios
un fósforo que en cápsulas de silencio apagué!

Y en mi alma hereje canta su dulce fiesta asiática
un dionisiaco hastío de café....!


BORDAS DE HIELO

Vengo a verte pasar todos los días,
vaporcito encantado siempre lejos...
Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevísimo pañuelo
rojo que ondea en un adiós de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un día,
embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
la estrella de la tarde partirá!

Las jarcias; vientos que traicionan;
vientos de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden;
y quien habrá partido seré yo...


NOCHEBUENA
Al callar la orquesta, pasean veladas
sombras femeninas bajo los ramajes,
por cuya hojarasca se filtran heladas
quimeras de luna, pálidos celajes.

Hay labios que lloran arias olvidadas,
grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.
Charlas y sonrisas en locas bandadas
perfuman de seda los rudos boscajes.

Espero que ría la luz de tu vuelta;
y en la epifanía de tu forma esbelta,
cantará la fiesta en oro mayor.

Balarán mis versos en tu predio entonces,
canturreando en todos sus místicos bronces
que ha nacido el Niño-Jesús de tu amor.