lunes, 18 de junio de 2012

Álvaro Menén Desleal


Álvaro Menén Desleal 

nació en la ciudad de Santa Ana, el 13 de marzo de 1931. Ingresó a la Escuela Militar “General Gerardo Barrios”, de la cual fue expulsado cuando cursaba el tercer curso (1952), debido a un poema "subversivo" que publicó en La Prensa Gráfica.

Ingresó a la redacción de El Diario de Hoy (enero de 1953), rotativo en el que colaboraba desde 1950. En agosto de 1953, fue detenido y fichado en el cuartel central de la Policía Nacional, acusado de conspirar contra el régimen del teniente coronel Óscar Osorio.

Realizó una gira como boxeador peso mosca por las arenas de Guatemala y las del México provincial, hasta que llegó a debutar en la Arena Metropolitana del distrito federal. De su primera estancia en este país emanó un poemario existencialista, titulado El extraño habitante (México, 3AM), iniciado en marzo de ese mismo año y publicado en San Salvador, diez años después.

En agosto de 1955, reingresó a la redacción de El Diario de Hoy y dirigió, por corto tiempo, las breves, críticas y humorísticas secciones Paso doble y Paso ganso, así como las páginas de Filosofía, arte y letras creadas por el finísimo poeta Ricardo Trigueros de León.

El 7 de septiembre de 1956 fundó Tele-Periódico, el primer noticiario televisivo de El Salvador, transmitido al mediodía y en horario nocturno por YSEB canal 6. Durante sus meses iniciales, bajo el patrocinio de la casa comercial Freund, este espacio televisivo contó con un Suplemento cultural o sección dominical de promoción para las artes y las letras, así como con un periódico anexo, impreso en la ciudad de México mediante la técnica del rotograbado.

Después, Menéndez Leal creó Tele-Reloj, un espacio noticioso que fue transmitido por YSEB canal 6 y YSDR canal 8, en sus horarios del mediodía mientras que Teleperiódico ocupaba las transmisiones nocturnas. En mayo de 1957, retomó la dirección de las páginas literarias dominicales de El Diario de Hoy. En 1961 se inscribió como estudiante en la carrera de Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de El Salvador (UES).

Desde la Universidad de El Salvador, colaboró con la revista Vida universitaria y el viernes 30 de junio de 1961 fue declarado ganador de varios premios en el Certamen Cultural Universitario Centroamericano, patrocinado por la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED). Esos premios fueron el "Vicente Sáenz" por su ensayo ¿Es lícito matar al tirano?, el "Juan Ramón Molina" por su poemario Duro pan, el exilio y un galardón por su cuento La caída, revelador de su experiencia en el desastre aéreo paraguayo

En octubre de 1961, obtuvo otros galardones en el primer Certamen Cultural Universitario, promovido por la Asociación de Estudiantes de Humanidades de la Universidad de El Salvador. En dichos eventos, obtuvo, compartidos, el primer premio poético "Oswaldo Escobar Velado" por su trabajo Poesía para pintores (haikús); la máxima presea de cuento "Arturo Ambrogi" por La espera y el segundo galardón de ensayo, designado "Marcelino García Flamenco" por Testimonio sobre Vallejo.

En febrero de 1962 fue nombrado catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de El Salvador. Cinco meses más tarde, se hizo acreedor a dos premios del XI Torneo Cultural de la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED): el Premio "Alberto Masferrer" de Ciencias Sociales -por su trabajo Barrio alto y barrio bajo.

Entre su obra editada se encuentra, La llave (cuento, San Salvador, 1962); Cuentos Breves y Maravillosos (cuento. Libro premiado con el Segundo Lugar en el Certamen Nacional de Cultura, 1962); El Extraño Habitante (Poesía, San Salvador, 1964); El Circo y otras Piezas Falsas (Teatro. Revista La Universidad, San Salvador, 1966); Luz Negra (Teatro: Primer Premio compartido, Juegos Florales Hispanoamericanos de Quezaltenango, Guatemala, 1965); Ciudad, Casa de Todos (Ensayo: Segundo Premio Certamen Nacional de Cultura, San Salvador, 1966); Una cuerda de Nylon y Oro (Cuento: Primer Premio en el certamen Nacional de Cultura, San Salvador, 1968); Revolución en el País que edificó un Castillo de Hadas (Cuento: Primer Lugar en el Certamen Centroamericano Miguel Ángel Asturias, del Consejo Superior Universitario Centroamericano, Coosta Rica, 1970); La Ilustre Familia Androide (Cuento, Argentina, 1972); Los Vicios de Papá (Cuento, San Salvador, 1978); La bicicleta al pie de la muralla (Teatro, San Salvador, 2000); Tres novelas cortas y poco ejemplares (San Salvador, 2001).


 
Selección de poemas 



 
Poema Dame La Mano

Dame la mano, Antípoda. Tú, el hombre de ese lado;
yo, el hombre de este lado.
Pudiente o proletario, sencillo o complicado,
dame la mano.
Levanta la amarilla faz del arrozal chino
en que sudas tu pan diario; deja la mina,
apaga tu incensario, y en paz dame la mano.
Que importe poco el mandatario, el “leader”,
  la creencia, y se mi hermano.
Tu Buda, tu sol o tu confucio no son más
que un simbolismo de un Dios Unico y Mismo.
Dame la mano, Antípoda…
Si acaso te desangras en suelo coreano,
arroja tu fusil, clausura la trinchera, y en paz,
tú, del Sur, o tú del Norte, dame la mano.
Sin odios ni prejuicios tu mano de soldado
y mi mano ciudadana.
  Yo sé que allá en la India tus hijos
mueren de hambre;
que en Africa del sur los blancos son los dioses;
que el hule en Micronesia revienta los transportes,
y que el diamante ciega los ojos de los hombres.
¡Y cómo me obsesiona pensar que tú, mi hermano,
bien puedes ser esclavo!
Dame la mano, Antípoda. Por todo lo que somos
?Por todo lo que callo? dame la mano.


Oídlo: Esta Es Mi Voz 

Oídlo: esta es mi voz y este es mi acento
y es esta su más casta vestidura.
Esta es mi voz que se fugó en el viento
de los fieles cristales de su altura.
Esta la voz que me inspiró el acento
para ser un Quijote en la aventura:
  en su aliento prospera el sentimiento
de que es cielo esta gris arquitectura.
Esta la que en mis júbilos sencillos
ha derribado todos sus castillos
  para ver una nueva dimensión;
La que canta mis dichas y mis duelos
y os da, para alegrar vuestros desvelos,
  el vino de mi rojo corazón.




Piedras

Me ha caído un pozo encima
  me apedrean los hijos de mis padres,
  los hijos de otros padre, mi mujer,
  mis amigos -¡hasta aquél!-
y mis hijos que no han nacido
todavía.
Me ven cargando el pozo, y no me ayudan.
Qué me van a ayudar
si lo que quieren
en poner otro pozo y otro pozo
y apedrearme porque es mucho dicen
porque eso es demasiado
porque basta
y es hora de coger la piedras
y de lanzarla el primero exclamando
hasta el fin hasta el fin
para que nunca
por siempre
y ya jamás!




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