(nacido
el 16
de octubre de 1854,
en Dublín,Irlanda, entonces
perteneciente al Reino
Unido –
fallecido el 30
de noviembre de1900,
en París, Francia)
fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés.
Wilde
es considerado uno de los dramaturgos más destacados
del Londres victoriano
tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su gran y
aguzado ingenio. Hoy en día, es recordado por sus epigramas,
obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su
temprana muerte.
Hijo
de exitosos intelectuales de Dublín, mostró su inteligencia desde
edad temprana al adquirir fluidez en el francés y
el alemán.
En Oxford estudió en el curso de clásicos, llamado Greats; dio
pruebas de ser un prominente clasicista, primero en Dublín y luego
en Oxford;guiado
por dos de sus tutores, Walter
Pater y John
Ruskin,
se dio a conocer por su implicación en la
creciente filosofía del esteticismo.
También exploró profundamente el catolicismo −religión
a la que se convirtió en su lecho de muerte−Tras
su paso por la universidad se trasladó a Londres, donde se movió en
los círculos culturales y sociales de moda.
Como
un portavoz del esteticismo realizó varias actividades literarias;
publicó un libro de poemas, dio conferencias en Estados
Unidos y Canadá sobre
el Renacimiento
inglés y
después regresó a Londres, donde trabajó prolíficamente como
periodista. Conocido
por su ingenio mordaz, su vestir extravagante y su brillante
conversación, Wilde se convirtió en una de las mayores
personalidades de su tiempo.
En
la década de 1890 refinó sus ideas sobre la supremacía del arte en
una serie de diálogos y ensayos; e incorporó temas de decadencia,
duplicidad y belleza en su única novela, El
retrato de Dorian Gray.
La oportunidad para desarrollar con precisión detalles estéticos y
combinarlos con temas sociales le indujo a escribir teatro. En París,
escribió Salomé en
francés, pero su representación fue prohibida debido a que en la
obra aparecían personajes bíblicos. Imperturbable,
produjo cuatro comedias de sociedad a principios de la década de
1890, convirtiéndose en uno de los más exitosos dramaturgos del
Londres victoriano tardío.
En
el apogeo de su fama y éxito, mientras su obra maestra, La
importancia de llamarse Ernesto,
seguía representándose en el escenario, Wilde demandó al padre de
su amante por difamación.
Después de una serie de juicios fue declarado culpable de indecencia
grave y encarcelado por dos años, obligado a realizar trabajos
forzados. En prisión, escribió De
Profundis, una
larga carta que describe el viaje espiritual que experimentó luego
de sus juicios, un contrapunto oscuro a su anterior
filosofía hedonista. Tras
su liberación partió inmediatamente a Francia, donde
escribió su última obra, La
balada de la cárcel de Reading,
un poema en conmemoración a los duros ritmos de la vida
carcelaria. Murió
indigente en París, a la edad de cuarenta y seis años.
A mi mujer
Con una copia de mis poemasNo puedo escribir majestuoso proemio
como preludio a mi canción,
de poeta a poema,
me atrevería a decir.
Pues si de estos pétalos caídos
uno te pareciera bello,
irá el amor por el aire
hasta detenerse en tu cabello.
Y cuando el viento e invierno endurezcan
toda la tierra sin amor,
dirá un susurro algo del jardín
y tú lo entenderás.
Amor intellectualis
A menudo pisamos los valles de Castalia
y de antiguas cañas oímos la música silvana,
ignorada del común de las gentes;
e hicimos nuestra barca a la mar
que Musas tienen por imperio suyo,
y aramos libres surcos por ola y por espuma,
y hacia lar más seguro no izamos reacias velas
hasta bien rebosar nuestro navío.
De tales despojados tesoros algo queda:
la pasión de Sordello y el verso de miel
del joven Endimión; altivo Tamerlán
portando sus jades tan cuidados, y, más aún,
las siete visiones del Florentino.
Y del Milton severo, solemnes armonías.
Apología
¿Es tu voluntad que yo crezca y decline?
Trueca mi paño de oro por la gris estameña
y teje a tu antojo esa tela de angustia
cuya hebra más brillante es día malgastado.
¿Es tu voluntad -Amor que tanto amo-
que la Casa de mi Alma sea lugar atormentado
donde deban morar, cual malvados amantes,
la llama inextinguible y el gusano inmortal?
Si tal es tu voluntad la he de sobrellevar
y venderé ambición en el mercado,
y dejaré que el gris fracaso sea mi pelaje
y que en mi corazón cave el dolor su tumba.
Tal vez sea mejor así -al menos
no hice de mi corazón algo de piedra,
ni privé a mi juventud de su pródigo festín,
ni caminé donde lo Bello es ignorado.
Hélas!
Con cada pasión a la deriva hasta que mi alma
sea un laúd en cuyas cuerdas todos los vientos tañen.
¿Para esto renuncié
a mi sabiduría antigua ya mi austero control?
Mi vida es un palimpsesto
garabateado en alguna vacación de muchacho
con canciones ociosas para flauta y rondó
que solamente ocultan el secreto del todo.
Por cierto que hubo un tiempo cuando osé pisar
las alturas soleadas y de las disonancias de la vida
logré claros acordes para llegar al oído de Dios.
¿Está muerto ese tiempo? Mirad, con mi pequeña vara
apenas toqué la miel del romance,
¿y debo yo perder la herencia de un alma?
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